Hola, ¿qué tal está? Imagínese un mundo disparatado en el que no existieran las fronteras espacio temporales… En el que el mismísimo Hitler denunciase ante el Tribunal Penal Internacional, con muchas posibilidades de ganar, a los soldados aliados por haber liberado los campos de concentración nazis… ¡Déjelo! La verdad es que no hace falta que imagine nada, en este país, donde ya sabemos de hace tiempo que la realidad supera con creces a la ficción, pasan cosas que ríase usted de los universos paralelos…
En este país, el juez que puso en jaque a Pinochet y el que ha enviado a decenas de etarras a la cárcel está a punto de ser expulsado de la carrera judicial por una denuncia de la fascista Falange Española…
A Garzón, que no forma parte precisamente de mi santoral, hay que reconocerle luces y sombras… Sus veleidades políticas socialistas, su afán por acaparar procesos mediáticos y, al parecer, su forma un tanto aturrullada de armar los expedientes no le anulan, de cualquier forma, los méritos de haberse enfrentado a algunos de los males que amenazan nuestra convivencia democrática…
Eso sí, Garzón se ha ganado a pulso, o más bien a base de sumarios, a sus enemigos… Remover los grandes avisperos solo puede traer como consecuencia que las avispas intenten picarte y, a la postre, conseguirlo… Y no solo, hay que reconocerlo, son políticos de la derecha más conservadora y la prensa afín los que piden la cabeza del juez… Entre los que desearían verlo apartado del aparato judicial se encuentran viejos compañeros de camino…
No soy abogado, ni nada que se le parezca, ni siquiera entiendo el, casi siempre, farragoso lenguaje de las sentencias, por eso no es mi intención rebatir los posibles errores en la instrucción de las causas que haya podido tener Garzón… Si ha habido errores que se corrijan… Si un juez tiene que sentarse en el banquillo de los acusados, como cualquier hijo de vecino, por haber metido la pata, que se siente…
La cuestión que me inquieta es que en un país democrático, un grupo que quiere destruir la democracia siente a un juez, por muy mediático que sea, en el banquillo por querer aclarar un episodio de nuestra historia… Reconocerá que, cuando menos es chocante, si no directamente peligroso e insano…
Termine como termine Garzón, lo que ha quedado claro, una vez más, es que en este país existen tabúes que, nos amenazan, más vale no remover…Lo que para mí queda claro es que miles de españoles no se merecen que sus huesos permanezcan anónimos en las cunetas…
En este país, el juez que puso en jaque a Pinochet y el que ha enviado a decenas de etarras a la cárcel está a punto de ser expulsado de la carrera judicial por una denuncia de la fascista Falange Española…
A Garzón, que no forma parte precisamente de mi santoral, hay que reconocerle luces y sombras… Sus veleidades políticas socialistas, su afán por acaparar procesos mediáticos y, al parecer, su forma un tanto aturrullada de armar los expedientes no le anulan, de cualquier forma, los méritos de haberse enfrentado a algunos de los males que amenazan nuestra convivencia democrática…
Eso sí, Garzón se ha ganado a pulso, o más bien a base de sumarios, a sus enemigos… Remover los grandes avisperos solo puede traer como consecuencia que las avispas intenten picarte y, a la postre, conseguirlo… Y no solo, hay que reconocerlo, son políticos de la derecha más conservadora y la prensa afín los que piden la cabeza del juez… Entre los que desearían verlo apartado del aparato judicial se encuentran viejos compañeros de camino…
No soy abogado, ni nada que se le parezca, ni siquiera entiendo el, casi siempre, farragoso lenguaje de las sentencias, por eso no es mi intención rebatir los posibles errores en la instrucción de las causas que haya podido tener Garzón… Si ha habido errores que se corrijan… Si un juez tiene que sentarse en el banquillo de los acusados, como cualquier hijo de vecino, por haber metido la pata, que se siente…
La cuestión que me inquieta es que en un país democrático, un grupo que quiere destruir la democracia siente a un juez, por muy mediático que sea, en el banquillo por querer aclarar un episodio de nuestra historia… Reconocerá que, cuando menos es chocante, si no directamente peligroso e insano…
Termine como termine Garzón, lo que ha quedado claro, una vez más, es que en este país existen tabúes que, nos amenazan, más vale no remover…Lo que para mí queda claro es que miles de españoles no se merecen que sus huesos permanezcan anónimos en las cunetas…
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