jueves

LA ESQUINA. SER COSTA DE LA LUZ. 29.10.09

¡¡Al pillaje, sin escrúpulos!!
Hola, ¿qué tal está? No sé si usted es de aquella gente que como yo lo primero que hace al levantarse y lo último al cerrar los ojos por la noche es encender y apagar la radio… A lo mejor no, pero se almuerza con los telediarios, o, ser cada vez más extraño, desayuna con un periódico,… En cualquiera de los casos, si es una persona que intenta estar al día de lo que sucede alrededor, no podrá evitar ser asaltado por el anuncio de uno o dos casos diarios de corrupción política…
El nivel de sorpresa pareció desbordarse en este país cuando en los años 80 proliferaron los Filesa, los Gal, los Barrionuevo y los Roldán, entre otros… Algo que no solo costó el gobierno a un partido democrático que al comienzo de la década votaron más de 10 millones de españoles, sino que defraudó a los que alguna vez creímos que podría acabarse con el bandolerismo político que durante el franquismo metía la mano impunemente en nuestros bolsillos.
Pero no, nuestro estupor y desencanto no terminó allí, porque los 90 fueron el reino putrefacto de un orondo y grosero alcalde cuyo apellido daba nombre a un partido de Alí Babás que convirtió la Costa del Sol y, en especial, Marbella, en una extensión del Chicago de Capone.
En los últimos tiempos a la sombra del ladrillo se han amasado fortunas de dudosa procedencia y han medrado políticos sinvergüenzas que aprovecharon la coyuntura de favores y maletines para ensuciarse las manos y, perdonen la expresión, llenar de mierda lo que debe ser una de las actividades más generosas del ser humano… Anteayer en Cataluña, altos excargos de CIU y un alcalde socialista, pero la historia parece no tener fin y, lamentablemente, pocos partidos pueden presumir de no tener una gran mancha, un golfo, en su curriculum.
Sin embargo, lo más inquietante, el verdadero peligro que se cierne sobre estas débiles democracias, es que estamos comenzando a aceptar la normalidad de la corrupción… Recuerdo en mis tiempos de campaña electoral cuando algunas personas sin aparente maldad me decían llanamente que seguirían votando lo mismo porque “pa que otros lo roben que lo robe él…” La demoledora creencia de que todos los políticos son iguales para hacer el mal refrendada por los continuos ejemplos de los que hablábamos antes deja sin aparentes soluciones la corrupción que corroe las bases del sistema democrático.
No hace mucho leí un libro sobre la historia de la mafia en la que el especialista concluía la dificultad de acabar con los padrinos y sus acólitos porque la gente veía normal, incluso con cierta simpatía, su existencia, llegando a excusar y aceptar sus crímenes… Es lo que llamaba la “mafiosidad”… Ahí tienen, por poner un ejemplo, la Italia de Berlusconi y sus belinas… Hoy por hoy la mayoría de los italianos le seguirían votando.
Así que, ante este estado de las cosas, la solución no puede quedar más que en manos de la sociedad civil, de los ciudadanos, que nos sigamos escandalizando e indignando ante las corruptelas, que la indiferencia no nos insensibilice, que denunciemos a los corruptos y le hagamos pagar, al menos con nuestro voto, el haberse aprovechado de nuestra confianza.
Esto o viviremos en una sociedad donde el lema pronto será “al pillaje sin escrúpulos”.

No hay comentarios: