miércoles

LA ESQUINA. SER COSTA DE LA LUZ. 04.03.10

Orlando Zapata Tamayo

Hola, ¿qué tal está? Le supongo inquieto y preocupado con toda esta serie, que parece interminable, de desastres naturales y calamidades que nos rodean… Tras el terrible terremoto de Haití, llega el de Chile… Tras las inundaciones de febrero llega la tormenta perfecta… La meteorología ha dejado de ser una conversación de compromiso para convertirse en un interés de primer orden… Por una vez los políticos e incluso el fútbol pasan a segundo plano… Déjeme, al menos, que vea alguna parte buena…
Es cierto que la pérdida de vidas humanas que acarrean estas grandes catástrofes, lamentablemente parece siempre que un costo inevitable, oprime nuestro corazón y aturde nuestras conciencias… Cuando se cuentan por cientos, incluso por miles los desaparecidos es imposible no sentir la insoportable levedad de nuestro paso por el mundo… Un mundo que parece rabioso y enojado... Sin embargo, a mí me siguen turbando mucho más cuando las muertes tienen nombres propios y te cabe el convencimiento de que han podido ser evitadas…
Me parece terrible que la indiferencia de un estado propicie la muerte por inanición de uno de sus súbditos… Hablo de la muerte por huelga de hambre del cubano Orlando Zapata Tamayo… Hace semanas, a propósito de Aminetu Haidar, nos preguntábamos en La Esquina cuáles podían ser las razones por las que una persona podría dejarse morir… Afortunadamente, en el caso de Aminetu no tuvimos que lamentarnos de un fatal desenlace… No es el caso de Zapata, un humilde albañil con escasa relevancia política, quién sin embargo, al morir, ha acabado convirtiéndose en la imagen de la disidencia cubana…
Es triste comprobar como una revolución que acabó en los años 50 con una de las más sangrientas dictaduras latinoamericanas, que llenó de esperanza los movimientos de liberación de los oprimidos en todo el mundo y que acabó convirtiéndose en una de las imágenes del progresismo mundial, se haya enrocado en una dictadura familiar que deja morir de hambre a sus camaradas… Sean presos comunes o políticos, me da lo mismo…
El bloqueo yanqui, aún condenable, no puede seguir siendo una excusa para que los hermanos Castro encarcelen y olviden en oscuras mazmorras a los que piensan diferente a ellos… Cuba libre ¡sí!, pero de todos los opresores…
Que el agua no le empañe el conocimiento…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto, ese Castro desfasado con barbas, uniforme militar y dircursos de dos horas ya llega. Cuba a pesar de sus avances médicos etc...no merece vivir así.