domingo

SALVEMOS EL CABEZO DE SAN FRANCISCO


Hola, ¿qué tal están? Hoy vamos a hacer usted y yo, querido oyente, un ejercicio de sano optimismo intentando ver el lado bueno de la crisis... Difícil, ya lo sé, pero no imposible... Porque la crisis, que es económica, no tiene porqué paralizar nuestro espíritu y la posibilidad de disfrutar de aquellas cosas por las que todavía, afortunadamente, no se paga... Pocas sí, pero haylas... Déjenme explotar, para empezar, el lado cursi: las puestas de sol, los paseos por la playa, las risas de nuestros hijos o la compañía de nuestros amigos...
Respetando a los trabajadores y familias que perdieron su medio de vida con el parón de la construcción, es bien cierto que la crisis del ladrillo ha traido cierto respiro a nuestros paisajes, una de las bases de la riqueza de los pueblos, que estaban siendo sistemáticamente destruidos con la locura del dinero fácil, rápido y muchas veces corrupto de las modificaciones de suelo.
Especialmente la costa ha sido maltratada... Playas, marismas, zonas ribereñas,... han sufrido el acoso del hormigón, transformándose en espacios poco atractivos y desagradables, cuando no inhóspitos... Ejemplos tenemos en todos nuestros pueblos, por aportar uno cercano y bien conocido, Costa Esury, con el que se llenaron la boca constructores y políticos, hoy permanece como un modelo de lo que nunca debió hacerse enmedio de la nada y al lado de un río, propuesto como reserva de la biosfera.
El ladrillo que no ha tenido ningún reparo en incumplir leyes y no se ha parado ni ante los parajes naturales, ha sido, de hecho, especialmente dañino con aquellos lugares de especial significado paisajístico... Por ejemplo, los cabezos... Pequeñas elevaciones muy características del litoral, conforman la barrera natural limítrofe con las formaciones sedimentarias de la marisma...
El que el hormigón se haya ensañado con los cabezos tiene su lógica comercial, desde sus alturas se suelen disfrutar de excelentes vistas, por tanto es un valor a incluir en la venta de los adosados que han cubierto sus cimas y laderas... En Ayamonte, desaparecido el magnífico cabezo del Telar, bajo el Parador de Turismo, que en su día fue propuesto como Monumento Natural por la Delegación de Medio Ambiente, hoy solo nos queda como ejemplo vivo de este tipo de paisaje rural el cabezo de San Francisco...
Y no se trata de un cabezo cualquiera... Primero su magnífica situación, hoy prácticamente en el centro del pueblo, en el entorno de un bien de interés cultural como es el templo de San Francisco y muy cercano al último horno de cal, con magníficas vistas sobre el Guadiana lo convierten en una deliciosa presa para promotores y constructores.
Pero además el cabezo San Francisco contiene restos patrimoniales de indudable valor histórico y cultural para este pueblo: una era de trillar y parte del muro del antiguo convento franciscano.
Sobre este lugar planea la sombra de un proyecto urbanístico que ya fue paralizado en el año 2004 por la Delegación de Cultura, pero que ahora parece que puede ser revitalizado bajo la excusa precisamente de la crisis y la falta de puestos de trabajo en la construcción.
Desde aquí me atrevo, acogiéndome al ejercicio de optimismo que les planteaba al comienzo, pedir a los responsables políticos la valentía para luchar por el último cabezo virgen de este pueblo... Sé que no es fácil, pero tienen a muchos de nosotros con ellos... Eso espero, sino dentro de poco a lo mejor lo lamentamos... O a lo mejor no, pero ¿para qué arriesgarse?
El grito optimista de hoy es: Salvemos el cabezo de San Francisco.
Un beso a todas, especialmente a las optimistas.

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