miércoles

LA ESQUINA. SER COSTA DE LA LUZ. 16.12.10

No es oro todo lo que reluce

Hola, ¿qué tal está?... Perdone que le de la brasa, pero hoy me siento triste y pesimista… Sera el tiempo, frio y húmedo, la marcha de los amigos, como Paola a quien deseo la mejor de las suertes en sus nuevas aventuras profesionales, el aumento del paro, el estado de alarma o la muerte de Morente… Todo parece confabularse para dibujar un horizonte gris en el que el futuro no es más que una mancha negra…
Hace unos años, aquellos en los que atábamos a los perros con longaniza y creíamos que solo podía existir un presente de adosados con jardín y bmws a sus puertas, escribí un artículo en La Gaceta de Ayamonte que titule El signo de los tiempos… Me quejaba entonces de la desaparición de una conocida librería para montar en su lugar una inmobiliaria… A mí este detalle me parecía muy significativo de los momentos que vivíamos, donde la cultura, la educación o el sentido común eran sepultados por toneladas de cemento y ladrillo…
Pasó el tiempo y desaparecieron la mayoría de las inmobiliarias, permanecieron las pocas librerías que quedaron y alguna nueva abrió… Puede ser esta una buena señal entonces, me dirá, de que no todo se perdió… Pero no sé si usted habrá reparado en que donde entonces estaban esos locales de compraventa de pisos proliferan ahora prestamistas… Lugares donde se vende o se empeña el oro y otros objetos preciosos… ¿Puede ser esta una nueva señal de los duros tiempos que toca vivir ahora?...
Sin duda, porque el paisaje urbano de nuestros pueblos se ajusta con detalles precisos a la coyuntura que les toca vivir a sus ciudadanos… Es esta una verdad que no merece más explicación que fijarse en que donde antes había poderosas iluminaciones y opulentos árboles navideños hoy sobrevivimos con menos de la mitad… Donde ayer lo comprábamos todo hoy vendemos lo poco que nos han dejado los bancos y los especuladores…
Cierto que es doloroso acostumbrarse a vivir con menos cuando lo hemos tenido todo, pero quizás, al fin y al cabo, si somos capaces de sacar alguna lección de todo esto ya no nos cogerán nunca más desprevenidos… O, al menos, nuestros hijos no tendrán que vender por necesidad esos objetos que alguna vez les regalamos aunque no los precisasen para nada…
En fin, mejor que termine con un aliento optimista lo que empezó con un panorama sombrío, no sé qué vendrá después de las inmobiliarias y los prestamistas, pero de lo que estoy seguro es de que el futuro lo estamos fabricando aquí y ahora, por eso es bueno sin olvidar el pasado no dejar de estar alertas a las señales del presente…
¡Que tenga usted un buen día!

1 comentario:

Anónimo dijo...

los sabios son contemplativos y se contentan con entender lo que hay. he dicho que se contentan con entender lo que hay, no que se contenten con lo que hay... ;)