miércoles

CASTILLOS EN EL AIRE

CAPÍTULO 1: LA PARTICIPACIÓN EN LOS PRESUPUESTOS

No se le puede negar a Antonio Castillo el cumplimiento de su más importante promesa electoral: política continuista con el anterior equipo de gobierno socialista. Tanto es así que a día de hoy que esto escribo, el Ayuntamiento de Ayamonte funciona con el mismo presupuesto que aprobó Rafael González el año 2007.
Nadie tampoco niega que cuadrar un presupuesto municipal, en la actual situación política y económica de Ayamonte, no es tarea fácil. Requiere, obviamente, de un buen equipo contable, pero, también, de una fina tarea política que incluya actitud humilde, espíritu dialogante y capacidad negociadora. Es en esto último donde el bipartito PSOE-PA ha dado muestras de una incapacidad preocupante para elaborar las cuentas que posibiliten un funcionamiento ordinario, digamos normal, de la actividad pública.
Se pueden buscar múltiples razones para excusar esta incapacidad: imposibilidad de entendimiento entre los dos partidos que componen el equipo de gobierno, falta de ingresos en una situación económica de crisis o inexistencia de criterios sólidos sobre los que fundamentar las razones del gasto. Por su parte, el bipartito siempre ha apuntado a la negociación con los trabajadores del ayuntamiento como el obstáculo que retrasa la aprobación del Presupuesto Municipal.
En los últimos días se han producido acusaciones mutuas, del Alcalde y de los representantes de los trabajadores, sobre las razones de la falta de entendimiento. A ellos, me remito para la explicación de la paralización y ni a uno ni a otros quiere dar este artículo la razón, sino mostrar la torpeza del responsable, el bipartito, al actuar con criterios heredados de una situación política anterior significativamente distinta: falta de transparencia, intransigencia y arrogancia.
La falta de transparencia podría arreglarse con una real participación de los agentes sociales en la elaboración del presupuesto, y digo real porque el Alcalde se ha limitado a levantar cortinas de humo presentando unas cuentas cerradas de manera urgente a un Consejo Económico y Social heredado también de la anterior legislatura. Cuando se pretende aprobar el presupuesto quince días más tarde, ¿quién puede pensar que iban a aceptarse propuestas de los miembros del CES, siquiera a debatirse en profundidad, que supusieran un cambio significativo?
La intransigencia aparece ante la negativa del equipo de gobierno a negociar aspectos importantes del presupuesto que, en este caso sí, son reivindicaciones históricas de los trabajadores, como es el caso de la productividad. ¿Dónde está la actitud dialogante si se niega a debatir capítulos importantes de las cuentas?
La arrogancia que cualquiera sabe es enemiga del entendimiento, se le dispara a Antonio Castillo cuando, sin haberse cerrado el acuerdo, convoca ruedas de prensa para culpar a los trabajadores de la paralización y seguir mareando la perdiz arrogándose dádivas como la subida de asignaciones a los concejales de la Oposición a las que califica como reivindicaciones históricas de estos, algo que puedo asegurar nunca fue tal.
A todos, trabajadores y partidos, interesa la aprobación de un presupuesto que rompa definitivamente, por lo menos en el capítulo económico, con políticas anteriores, pero Castillo y su bipartito prefieren el camino cómodo de seguir culpando a otros de su incapacidad para cuadrar las cuentas, hecho que al principio y al final se les vuelve contra ellos, demuestra que “los años de plomo” no terminaron todavía en Ayamonte y que, lamentablemente, acabará afectando al tejido productivo de este pueblo.

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